Una crítica a un futuro poco improbable

Póster Oficial

La religión es un elemento que ha marcado la historia de Latinoamérica. Sus simbolismos, iconos, costumbres y estética siguen presentes en todo tipo de expresión, encontrando en el cine un medio dónde la crítica se hace presente con bastante fuerza.

Tal es el caso de «Divino Amor», la nueva cinta de Gabriel Mascaro, dónde se plantea un devenir social, cultural y político aún lejano pero con grandes posibilidades de cumplirse.

La Historia

En el Brasil de 2027, donde las raves celebran el amor celestial y las consultas espirituales se han convertido en norma, Joana mantiene su relación con Dios como el aspecto más importante de su vida. Utiliza su trabajo como notaria para que las parejas que soliciten el divorcio reconsideren su posición, además de participar como miembro en un grupo poco convencional de religiosos que la ayudan a mantener su matrimonio a flote. Aunque tanto ella como su marido tienen problemas para lograr traer un niño al mundo, el esfuerzo que conlleva esta tarea les acercará aún más a la gracia de Dios. 

OPINIÓN

Gabriel Mascaro construye un relato llamativo que refleja el poder que la burocracia ha venido adquiriendo en el actual Brasil, ya que el gobierno limita a través de los enredos de jurisprudencia y de trámites el ejercicio artístico, sobre todo en el cine.

A este elemento suma el dominio evangelista al que el país sudamericano ha estado sujeto. Mascaro suma a la ecuación los aspectos erótico, moderno y psicodélico para señalar que lo conservador se ha actualizado, algo que se nota en el hecho de que el carnaval ha dejado su lugar como la fiesta más importante a las reuniones y conciertos religiosos.

La luz neón y la música de sintetizadores remiten a lo cyberpunk, a la ciencia ficción cinematográfica pero sin alejarse de un presente que se ha vuelto ya en el futuro de antaño que se veía alejado.

La ausencia de imágenes alegóricas es compensado por elementos sensoriales como humo, sombras, luces o colores, a los que se añade tecnología cada vez más contemporánea. Esto se lo debemos al cinefotógrafo mexicano Diego García, quien regala una inmejorable parte visual.

Sin embargo, los aciertos se ven empañados por un ritmo desigual, un exceso de escenas sexuales y una reiteración a la crítica religiosa que desemboca en una resolución fantasiosa qué evita que el mensaje pueda ser contundente pero sobre todo congruente.

Conclusión

«Divino Amor» es una propuesta interesante que demuestra que el cine latinoamericano puede explotar y realizar grandes cintas ambiciosas basadas en el contexto que viven los diferentes países.

Visualmente impresionante, estéticamente atractiva y con una premisa qué atrapa, es una cita que no debes perderte en la 68 Muestra Internacional de Cine organizado por la Cineteca.

Tráiler Oficial