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La Farsa | Reseña

Un pequeño vistazo más a los no tan discretos (des) encantos de la burguesía.

Póster oficial

3.5

Ficha Técnica

  • Título Original: Mascarade
  • Director: Nicolas Bedos
  • Año: 2022
  • Guión: Nicolas Bedos
  • Fotografía: Laurent Tangy
  • Música: Anne-Sophie Versnaeyen
  • Elenco: Pierre Niney , Isabelle Adjani, François Cluzet, Marine Vacth, Emmanuelle Devos
  • Distribuidora: Diamond Films
  • Fecha de estreno: 29 de Diciembre de 2022 (México)
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La burguesía francesa es un tema del cual un cineasta como el maestro Claude Chabrol sacó lo peor. Mediante sus filmes, que usualmente derivan en thrillers, no tenía ningún problema en rascar más allá de la sucia superficie escondida detrás de la opulencia de esta clase social usualmente representada en colores y brillo, con locaciones tan opulentas o paradisíacas como la bien amada Riviera Francesa.

También llamada la Costa Azul, está ubicada en el extremo sureste del país galo. En ella, locaciones como Cannes y Montecarlo pululan con una sensación de riqueza, de un paraíso prohibido al que pocos tienen acceso y muchos añoran. Pero también es hogar de sueños rotos, de una doble moral cuestionable y la perfecta ubicación para un relato de engaños, dobles caras o traiciones como La Farsa, del cineasta Nicolas Bedos.

El joven realizador y guionista se sumerge en este relato donde presenta a Adrien (Pierre Niney), un atractivo bailarín que debe dejar a un lado después de tener un accidente en moto. Con su sueño roto, decide vivir en la ociosidad o las ventajas de ser un sugar baby de una infame actriz (Isabelle Adjani). Pero su vida da un giro cuando conoce a Margot (Marine Vacth), una joven que vive de estafas y manipulaciones amorosas.

Durante poco más de dos horas, Bedos nos muestra de entrada esa decadencia oculta en los que viven dentro de la ilusión misma de la Riviera Francesa. Adjani y su rol de  actriz famosa venida a menos recuerda a Gloria Swanson en el clásico de Hollywood, Sunset Boulevard (1950). Aunque tiene motivaciones diferentes, la actitud caprichosa es tan desesperante como la de su homóloga. Lo mismo sucede con el papel de Simon, un François Cluzet que regresa a trabajar con este director ahora como un agente inmobiliario de la clase alta que será víctima de esa doble moral que azota a los ricos, una que se mueve a conveniencia de sus intereses hasta que todo le sale mal.

Por otra parte están Adrien y Margot, esa juventud de sueños rotos que solamente trata de sacar el mayor provecho a toda costa de esta enviciada alta sociedad (o suciedad como diría Andrés Calamaro en una canción). Esta parte se remite a mostrar esos recovecos retorcidos de un lugar que a todas luces funciona como el escapismo a sus amargas realidades de clase media, aquellos que aspiraban a la fama, fortuna o riqueza pero se encontraron con la amarga decepción de no conseguirlo. Por ello, prefieren seguir alimentándose de esa alta esfera que les permite tener una probada de lo que serían sus vidas, uno como gigoló y otra como ladrona/estafadora.

Después de sentar esa crítica mordaz y un tanto ligera en la primera mitad, el joven realizador francés saca su lado Chabrol para desarrollar el thriller de forma eficiente aunque repetitiva en un desarrollo donde habrá crímenes, angustia, venganza y una extraña sensación de empoderamiento de los de abajo contra los de arriba que juega con la moralidad del espectador. Y es que uno sabe que ninguno de los cuatro actúa de buena manera. Son egoístas, mentirosos pero lo interesante es que comulgas con la causa de Adrien y Margot, aquella de vencer a la falsa alta sociedad mediante los juegos que ellos mismos ejecutan, esos excesos de poder y engaños que los han llevado al éxito.

Este tono cínico permea la película, sumándose a una interesante captura de la vida opulenta contra aquella de ‘los de abajo’, repitiendo un tanto la paleta de colores antes vista en La Bella Época (2019), tragicomedia romántica anterior de este director donde explotaba de mejor forma esa vena cómica que lo caracteriza. Aquí, su guión ofrece una comedia ligera pero mordaz y muy ácida acerca de las diferencias de clases, algo con lo que se diferencia del cine de Chabrol. Con ello, imprime el suficiente carisma e interés en el espectador para saber cuál será el destino final de estos jóvenes destinados a perderse en este mundo que no los quiere ni los acepta.

La Riviera Francesa es un lugar soleado para gente sombría”, dice una cita del autor W. Somerset Maugham como preludio a esta historia. Es así que Bedos explota ese lema donde la farsa a la que alude el título va más allá de los juegos traicioneros de las parejas protagónicas, mostrando que el más grande engaño se encuentra detrás de la riqueza, el sol y los espacios fastuosos en los que una cara de la sociedad vive tratando de ocultar la oscuridad que los carcome día a día.

Así, La Farsa de Nicolas Bedos ofrece un pequeño vistazo más a los no tan discretos (des) encantos de la burguesía, tejiendo una telaraña alrededor de ellos que, como buen thriller, se desenmaraña con una lección de empoderamiento a partir de dudosas decisiones que muestran la decadencia moral y económica de la alta sociedad en medio del paraíso terrenal.

Tráiler oficial

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Comunicólogo, cinéfilo, amante de la lectura.