Otro clásico de Disney que falla en su ejecución.

Póster oficial

La nueva adaptación live action de Blanca Nieves de Disney ha llegado con una gran carga de expectativas, buscando revivir el clásico de 1937 para una nueva generación. Con Rachel Zegler como la protagonista y Gal Gadot en el papel de la Reina Malvada, la película promete llevar la magia de la historia de Blanca Nieves a otro nivel. Sin embargo, la cinta no escapa de varias dificultades técnicas y mediáticas que han marcado su recepción, a pesar de contar con algunos momentos que podrían haber sido más memorables.

El relato sigue el esquema tradicional: Blanca Nieves es perseguida por su malvada madrastra, la Reina, que, cegada por los celos, la condena a muerte. En su huida, Blancanieves encuentra refugio con los siete enanitos y, a lo largo de la película, enfrenta diversas pruebas que la harán crecer y demostrar su verdadero valor. Aunque la trama es en su mayoría la misma, hay ciertos giros y detalles que intentan darle un toque moderno, buscando conectar con el público actual.

Uno de los puntos más destacados de esta película es, sin duda, la actuación de Rachel Zegler como Blanca Nieves. La joven actriz se muestra totalmente comprometida con su papel, aportando una ternura y autenticidad que le dan vida al personaje. Zegler logra capturar la dulzura, pero también la fuerza interna de Blancanieves, lo que resulta en una interpretación que, más allá de lo esperado, se siente fresca y profunda. Su química con los demás personajes también es sólida, y su presencia en pantalla realmente resalta, haciendo que el público se sienta conectado con ella desde el primer momento. Sin duda, la joven actriz demuestra que tiene lo necesario para cargar con una película de tal magnitud, y su interpretación es uno de los grandes logros de este remake.

Por otro lado, el diseño de producción es algo que se puede valorar en la película. Los escenarios, especialmente el castillo de la Reina y el bosque donde Blancanieves se refugia, están muy bien logrados, creando un ambiente visualmente atractivo que, aunque tiene ciertos momentos de excesos visuales, cumple su función de dar una sensación mágica al relato. Sin embargo, a pesar de esta belleza visual, el CGI utilizado a lo largo de la película termina siendo una de sus mayores debilidades. En ocasiones, los efectos digitales se sienten demasiado artificiales y sobrecargados, lo que afecta la inmersión del espectador en la historia. Si bien hay momentos que se sienten grandiosos, el uso de tecnología digital termina restando algo de la magia que el clásico original conseguía con su sencillez.

Respecto a los personajes, Gal Gadot se muestra como una Reina Malvada imponente, con una presencia que no pasa desapercibida, pero la interpretación de su personaje no alcanza a profundizar tanto como se podría haber esperado. La Reina es elegante y poderosa, pero a veces la película se enfoca tanto en los aspectos visuales de su personaje que se olvida de darle una mayor complejidad emocional. En cuanto a los enanitos, aunque son entrañables, el tratamiento de estos personajes no logra capturar la esencia que hicieron de ellos figuras tan queridas en la versión animada de 1937. Su presencia es un tanto superficial, y parece que no se les da el desarrollo que realmente merecen dentro de la historia.

Uno de los momentos musicales más esperados es la canción original «Waiting on a Wish«, que, aunque no alcanza el nivel de los clásicos de la película animada, tiene un toque de esperanza que se ajusta bien al tono general de la película. La balada, interpretada por Zegler, es una de las pocas instancias en las que la película logra tocar una fibra emocional real, y aunque no es un tema que quedará grabado como un clásico, sí es efectivo en su propósito de conectar con la audiencia.

La película también ha estado rodeada de controversias, especialmente en torno a los comentarios de los actores y las discusiones sobre la representación de ciertos personajes. Estos escándalos han desviado la atención de lo que realmente importa: la película en sí misma. Sin embargo, la interpretación de Zegler sigue siendo un punto de discusión positivo, ya que su entrega y dedicación al personaje de Blancanieves logran mantener el interés de la audiencia, incluso cuando la película tropieza en otros aspectos.

En resumen, esta versión live action de Blanca Nieves tiene altibajos, pero la actuación de Rachel Zegler como la protagonista es, sin duda, uno de los aspectos que brilla con más fuerza. La joven actriz le da una frescura al personaje que lo hace relatable y conmovedor. A pesar de que la película sufre de un CGI excesivo y un tratamiento algo superficial de los personajes secundarios, el carisma de Zegler logra sostener la película en varios momentos. Aunque la historia no siempre logra encajar con las expectativas, la dedicación y el talento de la actriz principal dejan claro que tiene un gran futuro por delante en roles protagónicos.

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