“No sé qué voy a hacer con mi vida, pero sí se que voy a vivir cada minuto de ella”.

Póster oficial

Pixar ha logrado consolidarse como un estudio que nos han entregado muchas películas de no solo excelente calidad visual sino narrativa. Sin embargo, sus últimos proyectos realmente no estaban teniendo esa misma magia que nos cautivó en Toy Story (1995) o en Ratatouille (2007).

No hay que malentender las cosas, todo filme de este estudio cuenta con una gran calidad, pero parecía que con Los Increíbles 2 (2018) o Buscando a Dory (2016), no existía ese sello distintivo que los ha caracterizado siempre. Pero es entonces que llega SOUL, un filme que llega en un momento muy adecuado.

La premisa nos presenta a Joe Gardner (Jamie Foxx) un maestro en una escuela pública que ama la música desde lo más profundo de su ser teniendo el sueño de poder convertirse en un reconocido exponente del jazz.

Parece que el sueño anhelado de nuestro protagonista está por cumplirse cuando llega la oportunidad de tocar a lado de la gran jazzista Dorothea Williams (Angela Basset) Con lo que no contaba es que lamentablemente moriría debido a un percance camino a preparase para la gran presentación.

El alma de Joe llega a un lugar misterioso, que resulta ser el “el gran después”, conocido por nosotros como el famoso “más allá”. El recién llegado se niega a aceptar que su vida ha terminado sobre todo cuando estaba a punto de lograr su anhelado sueño, por lo que en un giro de eventos llega al “seminario del yo” lugar donde las almas humanas desarrollan y reciben sus personalidades para luego ser enviadas a la tierra.

Todo parece ser un mal sueño para Gardner que intenta regresar a toda costa a su cuerpo, pero se entera de que sólo podrá lograrlo teniendo un pase que se otorga exclusivamente a las jóvenes almas que han logrado definir sus aspectos de vida. Entonces se da cuenta, la única manera de lograr su objetivo es haciéndose pasar por un seminarista (los encargados de guiar a las almas en el proceso de descubrimiento de su personalidad) para hacerse con una.

Con lo que no contaba nuestro querido as del piano, es que se le asignaría la curiosa y singular Alma 22 (Tina Fey), la cual ha pasado por miles de tutores que han fracasado en su labor debido a que esta no tiene ningún interés en experimentar una vida en la tierra. Así es como comienza la odisea de Joe para lograr lo imposible: enseñarle a “22“ cuál es su motivación en este plano existencial.

Como podrán darse cuenta el guion es sumamente interesante, mostrándonos una perspectiva sobre la vida y la muerte que es muy fácil de digerir; hay que ser bastante honestos, ese concepto no es algo que se pueda abordar tan fácilmente por lo que darnos esta historia para que los niños (al igual que nosotros los adultos) podamos entenderlo mejor, se agradece.

Aunque tampoco se puede decir que esto es algo que no se haya visto con anterioridad, pues cuenta con varios elementos de películas como Inside Out (2015) o Coco (2017), por lo que podríamos decir que es una combinación de estas dos.

Hay que entender igualmente que el tema principal no solo se limita a la vida después de la muerte o como se forjan las emociones, va más allá al exponernos elementos como la crisis existencial de encontrar nuestro propósito en la vida. Todo esto se logra plasmar al grado de conectar con los personajes e identificarnos con ellos.

Tenemos a la molesta e irritante alma número 22, que será la representación de tantas ideas y pensamientos que hemos tenido a lo largo de nuestras vidas por lo que dudamos que sea desagradable para la audiencia, sino todo lo contrario.

El mensaje en este proyecto es muy poderoso y lo vuelve uno de los mejores de este estudio: cómo vivir la vida. Por muy redundante que parezca lo recientemente mencionado, este discurso cuenta con revelaciones y perspectivas que tal vez no logramos apreciar antes.

Hay un mantra que ha acompañado a este servidor durante un largo tiempo de su existencia: “olvidamos que la gran felicidad está conformada por las pequeñas alegrías que experimentamos” y eso es lo que nos entrega este largometraje animado, un recordatorio sobre lo que realmente importa mientras estamos en este pedazo de tierra.

Puede que muchos no se vayan a conectar debido a algunas inconsistencias y contradicciones menores, un ejemplo de ello es el no haber considerado que existen quienes han experimentado circunstancias difíciles y nada agradables, teniendo una perspectiva  diferente sobre el significado de vida.

Otro detalle es que no está enfocado a la música jazz como tal, es apenas una fibra de todo el concepto de la cinta. Esto podría llegar a disgustar a varios, pero se compensa con una excelente banda sonora compuesta por el dúo multifacético de Trent Reznor y Atticus Ross, que nos han entregado grandes bandas sonoras en filmes como The Social Network o en videojuegos tales como Quake.

Cada melodía se complementa maravillosamente con lo que vemos en pantalla que es el otro gran aspecto a destacar: la animación. El arte y técnica de animación es la máxima expresión de calidad y de cuanto ha avanzado este apartado dentro de la industria cinematográfica. Parece algo increíble de creer, sobre todo cuando volteamos un poco hacia atrás en el pasado y la comparamos con la primera entrega de Toy Story.

La forma en cómo se recreó un lugar como el gran antes es un deleite a nuestro ojo y ni hablar del grado de detalle con respecto a los ciudadanos de la ciudad de New York. 

Soul es una experiencia que llega en un momento de tanta necesidad al estar pasando por esta terrible pandemia, para regresar un poco de algo que han perdido muchos: el sentido o rumbo de la vida.

Solo resta terminar este texto recomendado ver esta gran “terapia” en compañía de sus queridos, la experiencia será aún más enriquecedora. Esta película será un viaje de autodescubrimiento donde queda demostrado sin duda alguna que su director, Pete Docter supo nivelar de gran manera todo este trasfondo existencialista sin caer en lo aburrido o pomposo, pero sobre todo, podemos apreciar que puso toda su alma y dedicación en este proyecto.

Tráiler oficial