Amor, caos e inmigración.

Póster oficial

En su mayoría, las personas solo son capaces de ver el resultado final de todo un proceso más complejo y arduo. Al asistir a un restaurante podemos expresar mil cosas al rededor de los platillos que se nos han servido, pero lo cierto es que estamos completamente ajenos de todo lo que conllevó a ese emplatado: sus creadores, sus ingredientes, sus técnicas de preparación, etc. De igual manera, esta observación se puede extender a más campos.

La cocina (2024) es la nueva cinta de Alonso Ruizpalacios (director de Güeros del 2014). Esta propuesta, como su título lo indica, se desarrolla en una cocina; pero se centra en sus personajes y situaciones que dan pie a géneros como el romance y el realismo social.

Estela (Anna Díaz) es una mexicana recién llegada a Estados Unidos que encuentra trabajo en un restaurante, The Grill, gracias a la recomendación de un conocido de la infancia, Pedro (Raúl Briones). Al interior de la cocina, de este restaurante, se encuentran personajes tan variados que protagonizan momentos muy únicos que orbitan al rededor del caos que implica el mismo oficio; pero, sin duda el romance entre un cocinero, el antes mencionado, Pedro, y una mesera, Julia (Rooney Mara), sobre saldrá del resto.

Desde el comienzo de la cinta, al presentarnos a Estela, se aprecia que un tópico pilar será la inmigración. Lo que se va acentuando cada vez más con la presentación de personajes que trabajan en la cocina y que provienen de otros países. En donde, contrario al sueño americano, las cosas no son de color de rosa, sino más ásperas, quizás de ahí la elección de la fotografía a b&w. En esta ocasión Ruizpalacios se meterá de lleno, hasta la cocina, para señalar estos desafortunados hechos.

Una segunda arista que se explora es un misterio relacionado con la perdida de un dinero: lo que juega con el suspenso a nivel historia; pero a su vez refuerza esta idea que permea acerca de la percepción y trato hacia los inmigrantes.

Pero, sin duda, como ya se dijo antes, la faceta más interesante es el romance donde a la tipo Amarte duele se percibe como imposible. Se trata de Pedro, un cocinero mexicano que no tiene visa, y Julia, una mesera gringa; en donde chocarán por sus aspiraciones de vida. Para Julia la visión de Pedro sobre formar una familia y huir a México: resulta romántica, pero ilusa e inviable. Es mediante esta historia que la cinta discute, un poco, temas más polémicos como el aborto. Se destacan escenas con un gran trabajo detrás, llenas de simbolismos, como una langosta, que envuelven al espectador y construyen una ambientación muy pasional.

Pasando un poco más a la parte “estética”, se nos retrata una cocina llena de vida, pues: esta operante con muchos pedidos, la interacción humana abunda donde el sentido del humor, los amores y las rivalidades resaltan. Este caos antes mencionado se plasma de forma magistral, vía los encuadres, con elementos de la cocina como dispensadores de bebida, riñas entre trabajadores, demoras en emplatados y más; que a su vez se expresa aún más debido al contraste que existe con la calmada zona de comensales.

Si bien, la cinta ofrece diálogos que por momentos resultan extraños; estos capturan ideas de fondo más complejas. A través de simple slang escarcha de pimienta humorística su crítica social con expresiones como ‘mojado’ (forma peyorativa de referirse a los indocumentados) o ‘americano esta mal dicho’ (una crítica al ego estadounidense sobre el inmigrante mediante el controversial ‘american‘ que es sinónimo de estadounidense; en vez de habitante de América como continente).

En lo técnico, la fotografía recuerda a anteriores trabajos del director, como la aclamada Güeros; pues se opta por una paleta a blanco y negro en un formato casi cuadrado. Aunque con la sutil diferencia que en esta ocasión por momentos se extiende a formato rectangular y en escasos, pero existentes, momentos se tiñe la fotografía de una iluminación azul o verde. Además de incluir cámara lenta en escenas concretas. En el caso del sonido igual es bien empleado para transmitir los sentimientos deseados; por ejemplo, cuando vemos el estrés laboral en la cocina: se acompaña de música rápida y violenta; pero cuando se pasa a las mesas de clientes: la música se amansa como si de elevador se tratase.

La cocina es una historia que envuelve crítica social, misterio y romance de forma muy única; que pese a la variedad de temas y personajes no se siente saturada. Pues, más que contar diversas historias, ofrece un entramado complejo en sabores, pero que esta en el punto exacto para servir al espectador una caliente y humeante reflexión de una realidad.