Entre risas y realidades.

Póster oficial

El cine mexicano contemporáneo ha tenido una clara predilección por la comedia; quizás sea lo que más busca la audiencia, lo más rentable, o en lo que se especializan más las productoras. En esta amplia muestra de propuestas se aprecia un encanto por acompañar al género con el romance; sin embargo, existen un puñado de proyectos que toman caminos menos convencionales, donde la comedia sirve como vehículo de crítica social y política: la filmografía de Luis Estrada es un claro ejemplo de esto.

El candidato honesto (2024), dirigida por Pipe Ybarra, es una propuesta que se une a este último grupo que decíamos. En este caso se trata de una adaptación mexicana de la brasileña “O Candidato Honesto” (2014).

Tona (Adrián Uribe) es un aspirante a la presidencia de México que se encuentra a un paso de ganar; aunque claro, su trayectoria en la contienda no ha sido de lo más limpia. Al contrario, a partir de sus aspiraciones políticas se ha vuelto alguien corrupto. La abuela de Tona, en su lecho de muerte, le hará una brujería para que sea alguien honesto. Este cambio en su personalidad podría cambiarlo todo y poner en riesgo su posible triunfo.

Si bien la cinta es una adaptación, la trama que se explora tiene la bondad de ser de lo más universal; pues retrata los clásicos vicios de la política, existente en varios países del mundo. Ybarra lográ incorporar de forma audaz varios guiños que son una clara referencia a diferentes momentos, partidos y figuras de la política mexicana. Todo esto previo al clímax, es decir, cuando nuestro protagonista aún no es honesto. Por lo que cuando llegamos a esta parte se redobla la apuesta del humor dado a las nuevas posibilidades.

La cinta pese al ingrediente de crítica: es muy diferente al trabajo de Estrada; pues tenemos una trama que gira exclusivamente entorno al personaje y a la élite política. A diferencia de Estrada que suele tener también personajes que son víctimas de una sociedad agraviada; ya sea por la violencia (El Infierno), la corrupción (La ley de Herodes) o algún otro mal. Por lo que si alguien espera una crítica más incisiva, no será el caso.

El guion se enfoca mucho en la familia y la moral individual; pues a lo largo de la cinta se ve como estas actitudes deshonestas trastocan las relaciones interpersonales: peleas con su hija (Paola Ramones), con su esposa (Mariana Seoane), malos ejemplos para su hijo y más. En ocasiones es muy atinada la cinta en plasmar sus ideas; muestra de ello es una escena entre Tona y su hijo, donde se aprecia una alegoría de las tranzas mediante el uso de unos dados.

La parte musical destaca por su humor, tonada pegajosa y retrata un poco ese estilo que tienen durante las campañas políticas sus actores. Sin duda, “La cumbia de Tona” no pasará desapercibida.

En conclusión, “El candidato honesto” es una propuesta cómica con un poco de crítica social, aunque no tan direccionada por lo que a veces resulta simplista. Dado el reciente contexto electoral creo que llega en un momento oportuno; pues estos son temas que se palpan como frescos y podría ser del interés de la audiencia.

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