La nueva épica intergaláctica de Zack Snyder va causar revuelo y debate entre los fans y amantes del sci-fi.

Póster oficial

El director Zack Snyder es amado u odiado entre los internautas, cinéfilos y hasta la prensa de cine. En muchos casos no hay punto medio, porque o defienden su visión, o la destrozan a diestra y siniestra. Sea cual sea el caso, cada película que el cineasta dirige se convierte en un tópico relevante para las redes sociales. Este mes estrena Rebel Moon: Part One – A Child on Fire (2023) y su nueva propuesta de ópera espacial no se va quedar atrás y nuevamente la cinta del director va dar mucho de qué hablar.

En algún punto del pasado, Snyder iba ser el encargado de dirigir un spin-off de Star Wars para cine. Propuestas e ideas entregó el cineasta a Lucasfilm pero al final su proyecto fue enlatado cuando la compañía fue vendida a Disney. Como respuesta a esto, Zack decidió continuar con su plan y después de diversos cambios, edificó una épica espacial que tomó como base la saga de una galaxia muy, muy lejana junto a otras influencias del género para materializar Rebel Moon, designio que fue acogido por Netflix para realizar dos cintas de alto presupuesto.

No hay héroes, solo rebeldes es la frase con la que esta primera parte de travesía intergaláctica pretende sumergirnos en un universo futurista, donde Mundo Madre es la dinastía tirana que azota y controla a los diversos planetas a vivir bajo su yugo. Cuando el ejército llega a un tranquilo mundo, los problemas van a tocar a la puerta de Kora (Sofia Boutella), una antigua soldado que pensaba que los días de batalla habían terminado. Como buena rebelde, decide intervenir y reunir a un grupo de guerreros que peleen a su lado en contra del Almirante Atticus Noble (Ed Skrein) y así liberarse de la opresión.

Basta con saber lo esencial de Rebel Moon para adentrarse en la mente de su director, que desde los primeros momentos se es testigo de su estilo sin restricciones, lo que hace relucir sus fortalezas, así como sus flaquezas. Es bien conocido el ojo visual que Snyder ha impregnado en su filmografía, desde sus primeros trabajos en comerciales hasta su primer largometraje, ya contaba con una distinción en su puesta en cámara, lo que lo empujó a probar más matices que explotaría en sus siguientes trabajos.

Rebel Moon de cierto modo, es el cúmulo de la experiencia de Snyder. Todo el estilo de sus películas condensado en una primera parte que toma como punto de partida diversas sagas icónicas del cine, y con su influencia intenta ser un filme con una historia fresca y diferente. Lo logra hasta cierto punto, pero es inevitable rememorar a Star Wars, The Lord of the Rings y Harry Potter, porque no solo la trama cuenta con similitudes sino también la estética y escenarios tienen ese halo de paralelismo que en ocasiones se toma como influjo, y en otras se queda como un producto genérico más de ciencia ficción.

Un ingrediente clave para lograr desprenderse de lo antes visto, recae en que los personajes y el conflicto central de la cruzada intergaláctica logren ser redondos, con trasfondos palpables e identificables en sus decisiones con la audiencia. Para articular el guion de su idea original, Snyder se apoya de Shay Hatten y Kurt Johnstad, con quienes ha colaborado anteriormente y de esta forma, le brinden el soporte que la escritura necesita en el desarrollo de la trama.

Cada acto se desenvuelve en el camino que debe tomar Kora para buscar a estos combatientes que le ayuden a formar una resistencia. Con un ritmo en su mayoría balanceado, las situaciones caen en lugares comunes de otras cintas espaciales de sci-fi y el cast en su mayoría interpreta a personajes que si bien cuentan con trasfondos, no logran ser trascendentes en su totalidad.

La protagonista femenina a cargo de Boutella batalla en el primer acto por personificar a esa guerrera que desea colocar su pasado detrás con una vida más pacífica, y conforme avanza la historia va adquiriendo más ese molde de femme fatale como la máquina de guerra que antes fue. De los demás actores, resaltan los nombres de Ray Fisher, Jena Malone, Charlie Hunnam (y su poco creíble acento) y como antagonista un efectivo Ed Skrein.

Adiciones como Anthony Hopkins en la voz de Jimmy el androide, Djimon Hounsou, Michiel Huisman y una pequeña aparición de Alfonso Herrera gozan del tiempo suficiente para conocerlos, de eso se encarga su duración de 133 minutos. El problema está en lo familiar del ensamble del equipo y las secuencias que hacen alusión a previos trabajos del director que termina por afectar al guion y trama.

Rebel Moon no posee un conflicto complejo, porque en esta primera parte hay una resolución y cierre argumental para el arco narrativo, y deja muy bien posicionado el trazo para el desenlace de la revolución que apenas se va a librar. Pero conforme se van añadiendo los personajes a la travesía, las flaquezas del guion salen a relucir, y lo que pudo haber sido una atractiva iniciativa de abordar temáticas sociales e incluso trascendentales, se quedan en un deleite audiovisual.

Para los partidarios del estilo visual y auditivo de Snyder, la cinta es un total acierto de su director, porque los efectos visuales y la elección de un poderoso score de Tom Holkenborg (Junkie XL) hacen que diversas secuencias de acción sean emocionantes y épicas. El diseño de las criaturas, los diferentes planetas, vestuarios y cada elemento extravagante poseen identidad propia, eso hace que cobre vida la intención del realizador y luzca en pantalla de forma genuina.

Sin embargo la cinematografía a cargo del propio Snyder hace que el desenfoque no permita apreciar el diseño de producción de cada set o mundo creado por CGI. Esto merma el potencial óptico que tenía por ofrecer este universo.

Rebel Moon Parte Uno: La Niña del Fuego se posiciona como una película de ciencia ficción que va dejar satisfechos a los fans de Zack Snyder y si no se toma muy en serio, puede complacer a los fans del género sin exigir un relato destacable. Por otro lado, los detractores del cineasta van a tener argumentos de sobra para desacreditar esta primera parte y atacarla con un sinnúmero de razones.

Sea cualquier caso, la cinta va desatar conversaciones en la web, con el nombre del director y su obra cobrando la relevancia suficiente para no quedarse indiferente y verla el 22 de diciembre, que bien pudo tener el potencial para vivirse en pantalla grande y no quedarse solo con la vista en streaming.