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Devoradora de Almas | Reseña

Una película se pierde en un mundo de posibilidades.

Póster oficial

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Ficha Técnica

  • Director: Johannes Persson
  • Año: 2022
  • Guion: Paolo Vacirca, Henry Stenberg, Filip Hammarström
  • Fotografía: Hanna Kriisa
  • Música: Oscar Fogelström
  • Elenco: Sofia Kappel, Joel Lützow, Molly Nutley
  • Distribuidora: Zima Entertainment
  • Fecha de estreno: 13 de julio de 2023 (México)
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Las brujas y todo lo que rodea su existencia han pasado por diversos momentos, definiciones y juicios que le han costado la persecución y muerte en algunas culturas. Si bien el término en inglés, witch, es asociado a la cultura celta cuya etimología le da el significado de ‘mujer sabia’, dándole una connotación positiva que se orillaba hacia las funciones de curandera o conocedora de la naturaleza, ante la llegada de la Edad Media y el Malleus Maleficarum, tratado que fuera la base para la ejecución y asedio de muchas mujeres acusadas de ello, todo derivó en maldad, odio e intolerancia hacia la brujería.

A pesar de sus misteriosas raíces que, en parte, han alimentado muchas leyendas así como una percepción social intolerante que poco a poco encuentra una resignificación del concepto, no cabe duda que las brujas y lo que rodea su mitología llegan a ser personajes muy socorridos en el terror, sobre todo en Europa. Tal es el caso de Devoradora de Almas (Feed, 2022) de Johannes Persson, sueco que decide crear una hechicera ficticia de nombre Marit y darle un giro moderno que naufraga por completo en el intento.

Ante una secuencia interesante donde se ofrece un gran homenaje a El Proyecto de la Bruja de Blair (Sánchez y Myrick, 1999) a través de una influencer que es asesinada ante la vista fría de la cámara de su celular en Serbia, parece que lo que estamos a punto de ver es una versión modernizada de ese clásico de culto del found footage utilizando las herramientas tecnológicas que han logrado encumbrar la inmediatez y la tontería de igual forma en manos de ‘creadores de contenido’. 

Lamentablemente, no es así. Después de esa llamativa entrada, la cinta se enfoca en este grupo de expertos en redes sociales que son contratados por una pareja de ancianos para ayudar a prosperar una antigua empresa familiar. Pero pronto, lo que parece un viaje tranquilo y de placer gratuito se convierte en una pesadilla al encontrarse atrapados en una pequeña isla donde el espíritu de Marit, la bruja ahogada con cara metálica y campanas colgadas, desatará su furia.

El intento de Persson, a través del guion escrito por Paolo Vacirca, Henry Stenberg y Flip Hammarström, es crear una atmósfera de tensión alrededor de estos jóvenes de los cuales solo un par se escapan de la infame popularidad de las redes sociales. Elin (Molly Nutley), una aspirante a doctora y Jens (Joel Lützow), un músico que se dedica a producir videos de su pareja influencer por falta de oportunidades. Ellos parecen tener el mejor sentido común dentro del montón de absurdos cometidos por los demás.

La primera parte parece centrarse en un tipo survival que remite a la idiotez de la generación z en la mejor lograda Muerte Muerte Muerte (Reijn, 2022), pero pronto pierde su camino al comenzar a desatar la furia de esta bruja cuya breve historia es mencionada y cuyo elemento natural es el agua, por lo que el lago y la lluvia alrededor de ellos se vuelve una amenaza en la que este ente maligno busca desatar su venganza en los jóvenes. El problema es que la cinta jamás logra establecer un sentido de amenaza o miedo, sino que raya en el chiste burdo de muchos clichés conocidos en el género.

Las actuaciones dejan mucho que desear al borde de ser bastante malas, pues no transmiten ni la correcta ansiedad ni la absurda tontería de sus acciones. Hasta la protagonista, Elin, se muestra bastante forzada y es la que mejor logra transmitir ciertas cosas. Otro gran problema es cómo nunca encuentra el tono realmente que quiere dejar plasmado el relato, usando las vueltas de tuerca como algo sin sentido y convirtiendo la leyenda detrás de la bruja en un chiste mal contado que, representado en pantalla, luce como una mala cruza entre Jason Voorhees junto a la versión más chafona de Tiburón (escojan ustedes entre al 3 y la 4). 

Otro aspecto lamentable es la falta de aprovechamiento de la naturaleza a su alrededor y la explotación del tema de ser creadores de contenido, algo que casi no se ve más que en el primer acto del filme que resulta ser el más balanceado aunque todo después se pierda en las negras aguas de un filme sin pies ni cabeza en el que ni los jump scares ni el uso de las siluetas o las sombras, mucho menos la partitura musical, logran una chispa de suspenso o terror. 

Así, la Devoradora de Almas se pierde en un mundo de posibilidades que acaban irónicamente, por devorar el propósito central de una cinta de género: transmitir los miedos, realizar una crítica social o, al menos, tener el suficiente sentido del humor para no tomarse en serio. Tristemente, la bruja Marit quedará sepultada en el olvido, mostrando además su falta de consideración ante los relatos que resignifican esos horrores femeninos, dejándola en una cosa tan básica que ni magia ni miedo ocasiona. 

Tráiler oficial

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Comunicólogo, cinéfilo, amante de la lectura.