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Los años más bellos de una vida | Reseña

Póster oficial

3.5

Ficha Técnica

  • Título original: Les plus belles années d’une vie
  • Año: 2020
  • Director: Claude Lelouch
  • Guion: Claude Lelouch, Valérie Perrin
  • Música: Calogero, Francis Lai
  • Fotografía: Robert Alazraki
  • Elenco: Anouk Aimée, Jean-Louis Trintignant, Monica Belluci, Souad Amidou, Antoine Sire
  • Distribuidora: Cine CANÍBAL
  • Fecha de estreno: 11 de agosto de 2022
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En 1966 se dio el primer encuentro involuntario entre un corredor de autos viudo (Jean Louis Trintignant) y una guionista de cine (Anouk Aimeé) que detonó en uno de los más memorables romances de la historia del cine. Dirigida por Claude Lelouch, Un Hombre y Una Mujer conquistó (y rompió) corazones al grado de conseguir 4 nominaciones al Óscar, ganando en la categoría de Mejor Guión Original y Mejor Película Extranjera.

Dos décadas después, tendrían un reencuentro que ya no sacaría las mismas chispas pues el tiempo no perdona. Mientras él sigue corriendo y siendo un mujeriego, ella está luchando por mantener su éxito en el mundo del cine haciendo una película acerca de ese peculiar encuentro en los 60s donde revivieron un poco del fuego en ese lugar donde quedaron cenizas.

Ahora, medio siglo después, Lelouch reúne a la carismática pareja de Trintignant y Aimeé por una última ocasión en el ocaso de sus existencias para presentarnos una emotiva cinta entre dos amantes al borde del olvido en Los Años Más Bellos de una Vida,  donde las heridas abiertas, los deseos de reencuentro y los amores imposibles ofrecen una interesante reflexión del paso del tiempo, la memoria y los sueños sin dejar de lado la salud mental.

Parece increíble que después de más de 50 años, tanto Trintignant como Aimeé tengan esa química que los hizo ver tan bien en la cinta original. Aquí, el ex piloto y mujeriego Jean Louis Duroc vive en un asilo y comienza a perder la memoria de lo que fue y ha hecho, pues los años cobran factura. Ante ello, sus hijos recurrirán a su vieja conocida y amor platónico, Anne Gauthier. Cabe resaltar que este filme elimina del canon lo sucedido en 1986.

Ante la mirada del espectador vemos cómo el tiempo es inclemente e inevitable. El deterioro físico, los principios de Alzheimer y demencia senil, se hacen presentes en Duroc, que vive no de la memoria sino de aquellas ensoñaciones de sus viejas conquistas, especialmente Anne. Sus pláticas y nuevos encuentros están cargados de una nostalgia inevitable de la cuestión de lo que pudo ser y ahora nunca será.

Este diálogo con el pasado enriquece el discurso de Lelouch, no sólo usándolo en líneas acerca de lo difícil que es envejecer o lo duro que puede ser el amor, sino también haciendo una especie de collage en la que vemos esos guiños a la cinta original, aquella de ese primer encuentro que terminó abruptamente. Es esa mirada hacia atrás la que proporciona interesantes reflexiones un tanto existenciales acerca de la vida, el romance y los sueños como último refugio de un deseo no cumplido.

Tanto Trintignant como Aimeé entran de nuevo en la dinámica y sumergen al espectador en ese viaje que oscila entre lo onírico y lo real, entre aquello que sucedió y lo que podría ser. Pareciera que ambos trajeran sus papeles de Duroc y Anne marcados en la sangre, lo que da un aire de autenticidad brutal a los (posibles) últimos momentos que tienen juntos.

De alguna forma, la cinta trata de mostrarnos esa curiosa búsqueda y reconocimiento entre ambos enamorados sin fortuna que buscan reconocerse el uno en el otro antes de que tengan su último paseo en auto rumbo al ocaso no sólo de sus vidas, sino de ese afecto que a pesar del tiempo se ha mantenido intocable a pesar de los arrepentimientos para tener una última alegría, una última memoria juntos.

Durante esta jornada de hora y media en donde el tema clásico de la cinta de 1966 suena acompañado de la canción de Francis Lai y Calogero que sirve como introducción y marco final del filme, Lelouch nos mete de lleno a la cabeza de Duroc, que a pesar de todos los problemas que tiene con la edad y el olvido, conserva grabado en su alma y su existencia la voz, la mirada y aquel sentir de su único y más fugaz amor ante una cinemática que apela a algo más allegado al cine francés de los 60s para brindarnos un último viaje para ambos protagonistas.

Victor Hugo una vez escribió que “los mejores años de una vida son aquellos que no se han vivido”, frase que sirve de introducción a este filme que cierra una trilogía involuntaria, una que que va más allá de un romance clásico para convertirlo en una añoranza de lo que pudo ser, de la importancia de la memoria y de cómo todo aquello que no vivimos y se queda en deseo puede ser incluso mejor que lo sucedido en vida.

Tráiler oficial

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Comunicólogo, cinéfilo, amante de la lectura.