Un relato donde el amor propio funciona como una fuerza que siempre necesitamos.
Póster oficial
Ficha Técnica
- Título Original: Three Wishes for Cinderella
- Director: Cecilie A. Mosli
- Año: 2021
- Guión: Anna Bache-Wiig, Karsten Fullu, Kamilla Krogsveen, Frantisek Pavlícek, Siv Rajendram, Václav Vorlícek
- Historia: Bozena Nemcová
- Fotografía: Trond Tønder
- Música: Gaute Storaas
- Elenco: Astrid S, Kristofer Hivju, Ellen Dorrit Petersen, Thorbjørn Harr, Nils Jørgen Kaalstad, Nader Khademi
- Distribuidora: Tulip Pictures
- Fecha de estreno: 8 de diciembre de 2022 (México)
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( votes)Érase una vez un cuento popular acerca de una joven damisela con una madrastra malvada que buscaba más de lo que era hasta que un día, con un toque de magia y fantasía, su deseo más añorado se cumpliría al enamorarse de un bello príncipe y terminar a su lado, dejando atrás ese pasado de lágrimas y pesares para dar paso al legendario vivieron felices por siempre.
La Cenicienta, cuyo relato ha pasado por diversas interpretaciones y autores en el mundo, es traído esta vez por la visión de Bozena Nemcová, escritora austríaca que le dio un giro a este cuento en el que, gracias a tres bellotas, la reconocida criada cumpliría sus deseos para convertirse en princesa. Este planteamiento fue adaptado por primera vez en 1973 en la República Checa por Václav Vorlícek.
Ahora, toca el turno a los noruegos, cuyo cine ha dado mucho de que hablar recientemente, para traer este remake con un toque especial y dar a conocer no sólo esta visión diferente con aires de la cultura nórdica con todo y unos tintes de realismo mágico, sino que estos Tres Deseos para Cenicienta también vienen cargados de una protagonista que viene del mundo de la música, Astrid S.
La premisa sigue siendo la misma de siempre, pero se acompaña de un gran paraíso invernal que le da una belleza que otras adaptaciones no logran captar del todo (caso de la Cenicienta de Kenneth Brannagh). Aquí, el paisaje nórdico sirve de perfecto telón pasa este romance imposible entre la añoranza de una joven huérfana que tiene que sobrellevar a su madrastra malvada (Ellen Dorrit Petersen), la cual está empeñada en casar a su hija con el príncipe y dejar atrás la pobreza.
Sin embargo, aquí hay un interesante giro en que la Cenicienta de este título encuentra cosas en común con el arrogante príncipe. En esta versión, ambos son unos rebeldes, una pareja que busca romper con el molde de lo que se espera de ellos. Además, su encuentro va más allá de ese esperado clímax Disneyano, pudiendo observar que ambos son tal para cual pro son divididos por las clases sociales y las reglas de la sociedad.
Curiosamente, la química entre Astrid S es bastante buena con su compañero protagonista, Cengiz Al (el príncipe), algo que nos remonta a la primera vez que se vieron en el set de una serie de televisión llamada Skam. Aunque en esa ocasión sólo coincidieron para un episodio, aquí la chispa se desarrolla de buena forma, donde ella se convierte en una bella representante de resiliencia y amor y él juega muy bien sus cartas de príncipe un tanto torpe y rebelde que encuentra un amor verdadero al más puro estilo del cuento original.
También destaca el trabajo actoral de Ellen Dorrit Petersen, cuya madrastra es realmente imponente, muy bien diseñada desde el vestuario hasta las pelucas, así como las posturas de una actriz experimentada que disfruta el papel de villana de cuento. Esto aunado al adecuado diseño de producción que, sin tanto lujo, sabe crear la sensación de este pequeño pueblo nórdico lleno de cierta magia alrededor.
Y es que, a pesar de ser un relato que hemos visto adaptado hasta el cansancio de todo tipo de formas y con todo tipo de histriones (Hilary Duff en La Nueva Cenicienta, Camilla Cabello en Cenicienta de Amazon), esta versión de la fábula refresca las que popularmente conocemos para mostrarnos un universo que funciona más como un relato clásico navideño que una historia de princesas básica, mérito que es digno de aplaudirle a la directora Cecilie A. Mosli.
Dándole una mayor profundidad a sus personajes, especialmente a la que usualmente es muy unidimensional princesa, estos Tres Deseos para Cenicienta se convierten en un relato donde el amor propio funciona como una fuerza que siempre necesitamos para cumplir nuestros sueños, reafirmando que todo cuento de hadas deja una bella moraleja acerca de lo que somos capaces de lograr, todo a través del amor, recordándonos que aún en los peores momentos de oscuridad, siempre hay una luz, una esperanza y un deseo suficientemente fuerte para desafiar
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