Cuando el amor se vuelve cuerpo, y el cuerpo una trampa emocional.
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Hay películas que uno termina por sentir más que por entender del todo, y “Together”, además de ser el debut como director de Michael Shanks, es justamente de ese tipo. Mezcla horror corporal, drama de pareja y una sátira emocional casi romántica en una fábula inquietante que deja una impresión difícil de borrar.

Esta obra protagonizada por Alison Brie y Dave Franco interpretan a una pareja que intenta reconectar en una cabaña alejada de todo. Lo que podría haber sido una historia de redención íntima se transforma rápidamente en algo mucho más extraño, físico y simbólicamente denso. Lo que sigue es una especie de metamorfosis mutua, grotesca y al mismo tiempo conmovedora, sobre los límites de la intimidad y la identidad compartida. Lo más admirable es cómo la película logra hablar de temas profundos sin subrayarlos. El miedo a separarse, la incomodidad del compromiso, la erosión de los límites personales en una relación larga… todo eso está ahí, pero contado a través de una narrativa visual que apuesta por lo visceral, lo extraño, incluso lo repulsivo. No se trata solo de impactar, sino de usar lo corporal como metáfora emocional.
A nivel técnico, la película es sobria y elegante. Tiene algo de teatral en su estructura (ya que cuenta con pocos personajes o un par de locaciones centrales), pero lo aprovecha al máximo. La fotografía de Germain McMicking sabe cuándo ser íntima y cuándo distorsionar, y el diseño sonoro refuerza la tensión sin necesidad de sobresaltos gratuitos. El ritmo es constante, aunque por momentos deliberadamente y con toda honestidad: incómodo. Lo que ayuda a crear una sensación de encierro emocional.

Nuevamente, Brie y Franco son excelentes. No solo tienen química, (la cual es más que natural, pues estos artistas son pareja en la vida real). Sino que además, que se entregan por completo a sus personajes, incluso en las escenas más incómodas o físicamente exigentes. Su trabajo es lo que sostiene la historia, y lo que hace que el espectador conecte incluso cuando lo que ve en pantalla roza lo absurdo o lo grotesco.
Together no será para todos los gustos, y eso está bien. Es rara, inquietante y, en ocasiones, difícil de digerir. Pero también es honesta, sorprendentemente emocional, y tiene algo que la mayoría de las películas no logran: se siente personal, incluso en su rareza.

Salí de la sala con una mezcla extraña de incomodidad y ternura. Y aunque me costaría clasificarla. Tal vez… ¿romance? ¿horror? ¿comedia trágica?, lo cierto es que pocas películas recientes me han dejado pensando tanto en lo que significa estar juntos, en el sentido más literal y emocional de la palabra.
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