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Háblame | Reseña

Una cinta idónea para explotar los miedos de una generación que suele manejarse por la popularidad y las redes sociales.

Póster oficial

4.5

Ficha Técnica

  • Titulo original: Talk to Me
  • Director: Danny Philippou, Michael Philippou
  • Año: 2022
  • Guion: Michael H. Beck, Danny Philippou, Bill Hinzman, Daley Pearson
  • Fotografía: Aaron McLisky
  • Música: Cornel Wilczek
  • Elenco: Sophie Wilde, Alexandra Jensen, Joe Bird, Otis Dhanji, Miranda Otto
  • Distribuidora: Diamond Films
  • Fecha de estreno: 10 de agosto de 2023 (México)
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Érase una vez dos hermanos australianos que tenían un canal de YouTube llamado RackaRacka, donde explotaban su creatividad a través de sus live actions intensos que abordaban terror y comedia. Sin miedo a la censura, sus contenidos iban desde parodias desenfadadas de franquicias como Marvel, Star Wars o Harry Potter. El nombre de estos mellizos es Danny y Michael Phillipou, cuyo amor por crear historias nació desde que filmaban lucha libre entre amigos. Ahora, este par da el salto a la pantalla grande con un relato de suspenso y terror que ahonda en los miedos y traumas de la pérdida llevados al máximo gracias a Háblame, su ópera prima. 

Mia (Sophie Wilde) es una adolescente que ha pasado años evitando el trauma de la muerte de su madre. Pero eso está a punto de cambiar cuando sus amigos le presentan un juego macabro con una mano embalsamada que, supuestamente, ayuda a conjurar espíritus. Esto llevará a que los amigos, en una euforia de millenials, pongan a prueba los poderes sobrenaturales del objeto que traerá un alma o más de vuelta al plano de los vivos. ¿Qué hacer cuando la puerta al mundo de los espíritus ha sido abierta y ya no sabes en quién confiar más, si en los espectros o en los fantasmas propios? 

La labor de los Phillipou resulta bastante interesante. Primero, desarrolla un relato llamativo a partir de una fórmula bastante conocida que involucra a cierto grupo de adolescentes jugando desmedidamente con lo oculto. Esa base sirve para llevarnos por un camino escabroso para sus protagonistas, especialmente en Mia (Wilde), que debido a un giro inesperado, se convierte en la guía de esta historia con peculiares simbolismos y una hechura bastante buena para una ópera prima. 

Una gran parte del horror y suspenso que Háblame producen se debe no sólo a los hechos sobrenaturales, posesiones y consecuencias que el infame juego les trae a aquellos que no siguen las reglas al pie de la letra. La desesperación surge a partir de la conexión perturbadora que va generando en ellos, hasta que el lazo creado se torna desastroso pues confronta a Mia con las heridas de un pasado no confrontado pero no existe nada más seductor para un demonio o espectro del más allá que un alma en sufrimiento. Es esa plausibilidad y la cercanía de la pérdida o la muerte que juegan un factor simbólico que será el motor de las pesadillas de los personajes.

Existen un par de simbolismos atractivos por parte de los mellizos que van sentando las bases de lo que vamos a experimentar. Primero, la aparición de un ciervo herido en el camino que deriva en un par de decisiones fundamentales para el relato. Pero tal vez el más fuerte se muestra a la vista de todos: la mano embalsamada y el ritual para conectar con ultratumba. La forma en cómo se hace es apretando la mano para convocar al más allá con la petición más sencilla, ‘háblame’, para después darle paso a dejarlo entrar por no más de minuto y medio para después soltarla y liberarte de ello.

Pero ¿qué pasa cuando no puedes soltar? Es ese el eje que toma la cinta a partir de cierto momento, después de coquetear con las típicas películas de adolescentes ingenuos que sufren las consecuencias por meterse en lo que no deben. Si bien esto también pasa, es el motor detrás de ello lo que detona actos grotescos y miedos profundos que remiten a la oscuridad y dolor derivado de la pérdida, específicamente, de un ser querido. Las etapas del luto y la superación de este proceso son bien capturadas por los Phillipou, mostrando que el aferrarse no lleva a nada bueno y que la sanación puede ser rocosa, oscura pero no carente de cierta luz.

Uno de los puntos positivos en Háblame es la correcta creación de atmósferas ayudada por dos factores. Primero, la fotografía de Aaron McLisky que en su segundo largometraje crea una sensación interesante a través de la paleta de colores vista alrededor de los jóvenes, pero específicamente sobre Mia pues se adapta y cambia a la par de ella según la etapa de duelo y la evolución de su personaje. Otro factor es la música, donde Cornel Wilczek transmite una angustia creciente en los momentos más indicados, tratando de contagiar esa desesperación de los protagonistas al enfrentar el dilema que no pueden comprender del todo.

En cuanto a la historia, los Phillipou saben sacarle jugo a los clichés del género, pues a pesar de que Háblame no es algo realmente novedoso, la forma en cómo la ejecutan resulta por demás atractiva. Sin embargo, hay muchas interrogantes que deja completamente abiertas como el origen de la mano y los efectos que este ‘juego’ puede tener. Pero esas dudas ayudan a construir un suspenso atractivo que va fluyendo conforme a la interpretación de cada uno, pues jamás esclarece si lo que vemos son posesiones malignas o una espiral descendiente a la locura por parte de Mia y sus penas.

Se aprecia también que los realizadores australianos opten más por el efecto práctico que por la saturación de efectos especiales. Entre un efectivo maquillaje y momentos de pesadilla creados con la mera actuación o creación práctica de los espectros, crean lo necesario para que el terror sea efectivo. Eso sí, los jump scares y efectos de sonido pueden llegar a ser un tanto simplones pero efectivos en algunos casos. Pero son las actuaciones las que también se llevan las palmas, especialmente la de Sophie Wilde, una convincente adolescente ansiosa que es incapaz de enfrentar la pérdida hasta que se convierte en un infierno personal del cual no tiene escapatoria.

Es la incapacidad de ella por asimilar su realidad la que hace que, en lugar de entablar mejor relación con su padre, le haga formar parte de una familia putativa como una forma de escape a la cruenta inevitabilidad de la ausencia en la suya. Este desarrollo resulta clave para la historia, pues son los lazos con Jade (Alexandra Jensen) y su hermano menor Riley (Joe Bird, también destacado) los que también se pondrán a prueba a partir de la aparente inocencia oculta detrás del juego de la extremidad embalsamada. 

Con un tono lúgubre, Háblame es una cinta idónea para explotar no sólo una actualización de esos miedos desatados en una generación que suele manejarse por la popularidad y las redes sociales, sintiéndose como un Evil Dead para millenials, sino que funciona también como esa reflexión para una generación que vive en la sombra de sendos problemas psicológicos ocultos que prefieren evadir hasta lo imposible, siendo la pérdida el detonante para un terrorífico desglose de la salud emocional, muy al estilo de Sonríe (Finn, 2022), haciéndonos ver que pueden ser más terrible nuestros demonios propios que aquellos que invitamos a entrar y no nos sueltan. 

Tráiler oficial

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Comunicólogo, cinéfilo, amante de la lectura.