Un Ari Aster sin limitaciones que explota los traumas y el horror de las relaciones fraternas.
Póster oficial:

Ficha Técnica
- Título original: Beau is Afraid
- Director: Ari Aster
- Año: 2023
- Guion: Ari Aster
- Fotografía: Pawel Pogorzelski
- Música: The Haxan Cloak
- Reparto: Joaquin Phoenix, Nathan Lane, Amy Ryan, Armen Nahapetian, Parker Posey, Patti LuPone, Kylie Rogers, Stephen Henderson, Michael Gandolfini
- Distribuidora: Diamond Films
- Fecha de estreno: 20 de abril de 2023 (México)
User Review
( votes)Si hay un autor que se caracteriza por la arriesgada visión que tiene es Ari Aster, cineasta que después de realizar unos cuantos cortometrajes bastante provocativos e interesantes, conquistó a muchos seguidores del terror con su ópera prima, El Legado del Diablo (2018) y su consecuente proyecto de folk horror, Midsommar (2019). Pero ahora, el neoyorquino decide dejar un poco de lado ese enfoque para crear una epopeya personal explorando uno de los confines temáticos más arraigados en su corta filmografía: el lazo entre padres e hijos, esto a través de una especie de viaje del héroe retorcido bastante pesimista que podrá agradar a muchos y causar repulsión, incomodidad o incomprensión en otros.

Inspirándose en su cortometraje Beau (2011), donde un hombre neurótico de mediana edad ve frustrado su viaje para ver a su madre debido a la desaparición de sus llaves, desatando eventos un tanto perturbadores, Aster retoma a este personaje, encarnado ahora por el multifacético ganador del óscar, Joaquin Phoenix, siendo esto un mero detonante de un viaje surrealista de tres horas en el que el público se mantiene en un constante aire de duda cargado de simbolismos, atmósferas y secuencias de locura cuyo centro es el conflicto entre él y su madre.
Algo que hay que destacar del cine de Ari Aster es la capacidad que tiene el cineasta de aprovechar todos y cada uno de los elementos narrativos dentro de una película. Si bien el relato se centra en Beau, lo que sucede alrededor de él también tiene cierta trascendencia no sólo para demostrar la inestabilidad emocional y mental de su vida, sino aquellas pequeñas cosas que añade como un pequeño legajo de pistas o puntos clave que, por intrascendentales que parezcan, forman parte de su rompecabezas ambicioso.

Durante la primera hora del filme, Aster construye un universo retorcido alrededor de Beau. Una sociedad que se va cayendo a pedazos, un vecindario que pareciera ser tan satírico como de miedo y un diseño de producción que cuida cada detalle de una colorida pero deprimente gala de personajes y situaciones que funcionan como un detonante para los miedos que este ‘hijo de mami’ no ha podido enfrentar. Mientras el filme avanza, lo que rodea a nuestro desventurado y tímido protagonista es un mundo de terror.
Ante un mundo escandaloso, lleno de muerte, basura, enfermedad y tragedia, Beau destaca por su silencio, algo que lo convierte en un personaje complicado de comprender. Pero es la personalidad y capacidad actoral de Phoenix la que sostiene este delirante relato, ya que gracias a sus expresiones, su sorpresa, incomodidad y todo ese cúmulo de sensaciones transmitidas en este viaje complementan esta impredecible travesía que pareciera convertirse en una pesadilla a cada paso que da. Y es que, narrativamente, parece algo escrito por Charlie Kaufman, Lewsi Caroll o Darren Aronofsky en un viaje ácido.

Si bien Joaquin ha mostrado su versatilidad en infinidad de ocasiones, aquí confía plenamente en Aster para volver a su personaje un miembro más en el extraño canvas que lo rodea, uno cuya base es la extraña relación que lleva con su madre (Patti Lupone) y ese amor tóxico que oscila entre la negación absoluta de ese lazo así como la peor ‘mamitis’ que hemos visto alguna vez en pantalla, recordando un tanto a filmes como Whatever Happened to Baby Jane? (1962) en cuanto a la pasivo-agresividad filial que radica entre él y su pasado e incluso, su futuro. Esa seriedad, calma y desesperación por no saber cómo salir de ello es impresionante.
Este experimento, que es la cinta más costosa producida por la infalible A24, es excesivo en toda la expresión de la palabra. Pero ¿Esto es bueno o malo? La respuesta es ambas, pues así de ambigua puede ser la interpretación de las pretensiones visuales, artísticas y a nivel guion de lo que el oriundo de Nueva York plantea. No cabe duda que, a todas luces, es lo más ambicioso que ha realizado el cineasta. Basta recordar que el corte original duraba cuatro horas, en el tiempo en que el filme aún se titulaba Dissapointment Blvd. y al que Aster no quería editarle absolutamente nada.

De hecho, una de las principales “fallas” es justo eso, ya que se notan los cortes en la visión original, algo que si bien no afecta el ritmo de esta aventura demencial, si da mucha curiosidad el saber qué tanto fue eliminado para ser comercialmente viable. Asimismo, hay secuencias que, incluso para el más fiel seguidor del director, son excesivas en su literalidad mas no exentas de cierta reflexión, específicamente hacia el final donde la verdad (o la ilusión) de la larga jornada realizada por Beau.
Sin embargo, esos ligeros puntos flacos potencializan el guion que, similar a lo hecho con Todo el Todas Partes al Mismo Tiempo (2022), se centra en algo muy sencillo como lo es Beau y los lazos con su madre pro sin una luz de esperanza. Mediante actitudes particulares, personajes irreverentes, violentos o alguno que otro compasivo, es mero testigo de un viaje cerebral para enfrentar todos sus miedos a través de ello. Basta experimentar la secuencia a la mitad del filme, animada con el apoyo de los artistas chilenos Joaquín Cociña y Cristóbal León (La Casa Lobo, 2018), para entrarle a un peculiar psicoanálisis lleno de humor negro y cuestiones malsanas.
Otro factor destacado es el diseño sonoro del filme, que también juega un papel interesante en la narrativa de Aster, así como la fotografía de su colaborador de cabecera, Pavel Pogorzelski y la composición a veces perturbadora, otras juguetona, de The Haxan Cloak, que regresa con el director para seguir pintando un canvas perturbador aparentemente indescifrable en el que el espectador se va convirtiendo en un elemento fundamental para el absurdo de locura del que somos juez y parte.

Es así que Beau Tiene Miedo presenta un Ari Aster sin limitaciones que explota los traumas y el horror de las relaciones fraternas, desde esa primera secuencia en plena oscuridad hasta ese plano final en que la resolución es abierta, libre para todos aquellos que fueron testigos de la vida de Beau de decidir qué demonios es lo que acaban de ver. Extravagante por naturaleza, incorrecta en muchos apartados, nadie como el neoyorquino existe actualmente para crear una exploración personal o un exorcismo de demonios tan íntimo y resonante como el que es capaz de armar él, en un filme que, para no variar, dividirá a todo el que la vea, pero también dará mucho de que hablar.
Tráiler oficial: