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El Hijo | Reseña

Zeller no podrá decir que de tal Padre tal Hijo. 

Póster oficial

2.5

Ficha Técnica

  • Título Original: The Son
  • Director: Florian Zeller
  • Año: 2022
  • Guión: Christopher Hampton, Florian Zeller
  • Fotografía: Ben Smithard
  • Música: Hans Zimmer
  • Elenco: Hugh Jackman, Laura Dern, Vanessa Kirby, Anthony Hopkins, Zen McGrath, William Hope, Akie Kotabe, Danielle Lewis,
  • Distribuidora: Diamond Films
  • Fecha de estreno: 02 de febrero de 2023 (México)
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El dramaturgo, guionista y director francés Florian Zeller está de vuelta con su segundo largometraje para cine, un relato que continúa su trilogía de obras acerca de la familia enfrentando diversas problemáticas que comenzó con El Padre (2020), donde Anthony Hopkins se hizo acreedor del Óscar por su rol de un viejo hombre que se niega a recibir la ayuda de su hija mientras comienza a padecer los estragos de la edad, poniendo en tela de juicio su percepción de la realidad y el triste desgaste de su memoria.

Ahora, con El Hijo, Zeller busca hablar de otra temática: la depresión y los problemas entre padres e hijos, enfocándose en el exitoso Peter (Hugh Jackman), que vive una nueva vida apartado de su primogénito y con una nueva relación hasta que su ex mujer, Kate (Laura Dern) lo busca para hablarle del comportamiento errático de Nicholas (Zen McGrath), su vástago adolescente cuyas actitudes la tienen preocupada. Por ello, el padre buscará ayudar en todo sentido a su descendiente, aunque el camino no sea tan sencillo.

Una de las fallas que El Hijo tiene es que nunca logra crear esos momentos emotivos o poderosos que en su relato anterior acerca de la demencia senil y el temor a envejecer sin poder asimilarlo si consiguió. En El Padre, Zeller usaba el talento de Hopkins con una gran ambientación dentro del departamento que jugaba un papel determinante para el desgaste de las relaciones entre él y sus familiares. Aquí, el francés no le da ese peso a Peter y su hijo, cayendo en lugares muy comunes del melodrama, dejando de lado una visión humana del problema que plantea para convertirse en un melodrama predecible, frío y poco honesto.

El guion, escrito por Zeller y Christopher Hampton, nunca muestra la profundidad de esa problemática debido a que hay un sesgo muy marcado en ella donde la figura paterna se muestra como alguien bastante déspota o incompetente. Peter es alguien que está cómodo con lo que tiene, dejando ver una renuencia a ayudar de inicio, algo que hace porque finalmente no tiene mayor opción, manteniéndose de esa forma por un largo tiempo del filme hasta mostrar una capa más interesante del personaje en el confrontamiento que tiene con su propio padre (interpretado por Anthony Hopkins), dejando ver una leve capa del porqué él es como es con Nicholas.

El conflicto nunca acaba de sentirse bidimensional hasta ese punto y después sigue cayendo en una espiral cuya única justificación pareciera obedecer al popular pasaje bíblico de Ezequiel que cita: “los pecados del padre los ha de pagar el hijo”. Esto, aunado a la visión simplista de la depresión y lo que este padecimiento conlleva, convierten a la cinta en un acto que no profundiza o busca la reflexión acerca de ello, sino que minimiza su complejidad y lo reduce a roles de víctimas con victimarios, restándole esa vena de autenticidad que su anterior adaptación sí lograba.

Sumemos a esto el pésimo rol de Zen McGrath, que más que generar empatía provoca desesperación ante la crisis e incomprensión de su padre. Si bien Peter es alguien que no quiere enfrentar la realidad de la depresión de su hijo, tampoco es que Zeller se esfuerce por mostrar lo que este padecimiento le provoca a este primogénito, enfocándose solamente en cómo sus actos, sus gritos de ayuda desesperados y cualquier cantidad de alarmantes actitudes son meramente hechas menos, enfocándose exclusivamente en los adultos que le rodean mayoritariamente de forma negativa, quedando en el límite de la victimización.

Hablando de las actuaciones, Jackman es el que más trata de mantener a flote el barco en el filme. A pesar de lo sesgado y mal desarrollado que es Peter en este relato Hugh consigue trabajar lo más posible esa deconstrucción que sufre su papel al darse cuenta no del problema del hijo, sino de su rol al percibir la reproducción de los malos hábitos de su propia figura paterna. Esa impotencia es la que lo comienza a carcomer poco a poco, actuando de manera desesperada no tanto por comprender el dolor del hijo sino por el orgullo lastimado de ser algo que odiaba.

Este fantasma se asocia a la parte climática del filme, algo que es sumamente predecible desde la mitad del relato, en la que Zeller trata de provocar algo similar a su anterior adaptación, pero dejando de lado esa sensación lírica para hacerlo todo más obvio, simple y burdo, sintiéndose muy manipuladora. Y es que la desconexión o el sentido egoísta desplegado en mucho de las dos horas del filme le afecta bastante a esa resolución donde todo detona, causando lágrimas, pero también enojo por parte del espectador que sólo es testigo de una falta de humanidad y comprensión enorme.

Con un ritmo que se torna un tanto pesado al repetirse constantemente en sus planteamientos, El Hijo resulta ser un ejercicio menor y mucho menos efectivo que El Padre, regalando algunas escenas emotivas, unos diálogos punzantes y un desenlace que impacta no por lo duro del acto final sino por la idea de lo que este relato pudo ser con un poco más de tacto o profundidad en los temas que toca, especialmente en la cara de la depresión y lo que eso provoca en uno mismo. Ni modo, Zeller no podrá decir que de tal Padre tal Hijo. 

Tráiler oficial

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Comunicólogo, cinéfilo, amante de la lectura.