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Sonríe (Smile) | Reseña

Un interesante relato acerca de los monstruos internos, de la salud mental y los traumas a los que solemos huirles.

Póster oficial

3.5

Ficha Técnica

  • Título original: Smile
  • Director: Parker Finn
  • Año: 2022
  • Guión: Parker Finn
  • Fotografía: Charlie Sarroff
  • Música: Cristobal Tapia de Veer
  • Elenco: Sosie Bacon, Jessie T. Usher, Kyle Gallner, Caitlin Stasey, Kal Penn, Rob Morgan
  • Distribuidora: Paramount Pictures
  • Fecha de estreno: 29 de septiembre de 2022
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Los monstruos en el terror tienen diversos orígenes. Algunos pueden ligarse a una maldición, otros pueden ser algo sobrenatural, incluso algunos nacen de las respectivas mitologías y creencias folclóricas de determinadas regiones. Pero es un hecho que todos tienen algo en común: son el desahogo para un problema más grande de la sociedad o la humanidad misma.

Esto pasa con Sonríe, de Parker Finn, no el director que en esta, su ópera prima, retoma la premisa de su cortometraje Laura Hasn’t Slept, para ampliar en el espectro de lo que es el trauma así como las consecuencias de las enfermedades mentales que pueden resultar monstruosas, dándole una forma física para representarlo.

La historia se centra en la Dra. Rose Cotter (Sosie Bacon), psiquiatra que ayuda a sus pacientes a enfrentar sus traumas y problemas mentales que se desvive en su trabajo, queriendo siempre ayudarlos. Sin embargo, un día presencia un extraño incidente traumático con una de ellas, lo que detonará que Cotter experimente sucesos aterradores que no tienen explicación, mismos que van develando algo de su pasado y que ponen su mundo de cabeza.

Una de las cosas más interesantes en el planteamiento de Finn recae en ese aspecto de lo mental. Desde su cortometraje, la cuestión de la terapia para enfrentar las pesadillas o los males que acosan a uno resulta una pieza fundamental. La Dra. Cotter resulta un personaje complejo que muestra las dos caras, tanto la voz de la sanidad como la cuestión de la locura derivada de los fantasmas del pasado que tanto ha evitado y que, tal vez, la están volviendo loca.

Otro factor interesante en Sonríe es el uso de la sonrisa como algo con una connotación maldita. Normalmente este gesto se asocia al bienestar, la buena salud en todos sentidos y a algo que beneficia al ser humano. Finn revierte esa asociación habitual para darle un simbolismo que chica con esa idea, pues lo conecta con la muerte, el trauma y, sobre todo, con un ente maldito que disfruta el sufrimiento, lo que hace un tanto más terrorífico su uso en el filme.

Es aquí que la maldición o el monstruo adquiere una representación física que persigue a aquellos que han sido ‘contagiados’ por el trauma, muy al estilo de los clásicos del horror asiático contemporáneo como Ringu (Nakata, 1998), Ju-On: The Grudge (Shimizu, 2002) o Están Entre Nosotros (Pisanthanakun y Wongpoom, 2004), por citar algunos ejemplos. Esto aunado a una sensación similar a lo presentado por David Robert Mitchell en It Follows (2014), donde la entidad sigue constantemente a la víctima hasta pasar a alguien más.

La actuación de Bacon es destacada, pues poco a poco vemos su descenso hacia esta posible locura que logra plantear un cuestionamiento interesante acerca de ese secreto que guarda su pasado, pero también acerca de la falta de comprensión de los seres humanos más cercanos a ella que prefieren tildarla de loca y estigmatizarla a tratar de comprender o ayudarla. Esa caída de la figura serena de la terapeuta hasta el punto de quiebre total es un gran ejemplo de la desatención hacia la salud mental que vemos día a día.

La musicalización y el diseño sonoro del filme también funcionan de maravilla para acompañar esta caída de Cotter hacia el abismo de su propia mente. El compositor chileno Cristobal Tapia de Veer (Black Mirror, Hunters, The Whute Lotus) contagia poco a poco esa sensación de paranoia, encierro y locura con su música que no está exenta de caer en los típicos efectos del ‘jump scare’ habitual del género pero que funciona un par de veces. Esto se suma a una labor de fotografía bastante interesante que juega con los factores de iluminación y color para reflejar el estado mental de la protagonista.

A pesar de varios aciertos, la ejecución de Finn en esta ópera prima falla en el desarrollo de sus subtramas, dándole importancia a la relación con el futuro esposo de la doctora (Jessie T. Usher) en un enfoque que no va a nada y tiende hacia un drama aburrido que rompe la tensión, así como desaprovecha esa relación difícil entre ella y su hermana, algo que se asocia justamente al trauma del pasado turbio que las une pero que termina por quedar varado.

Esto hace que el ritmo de la cinta caiga en partes y pierda los momentos de tensión, siendo las atmósferas una parte fundamental del filme que se aleja del gore o la violencia gráfica que insinuaba el tráiler del relato. Asimismo, hay algunas fallas en cuanto al uso de los efectos visuales, algo que contrasta con el buen uso del maquillaje práctico al más puro estilo de la vieja escuela del terror ochentero.

Así, Sonríe se convierte en un interesante relato acerca de los monstruos internos, de la salud mental y los traumas a los que solemos huirles pero que, súbitamente, regresan para mordernos, orillándonos a enfrentarlos hasta que sea inevitable, todo esto en un relato de casi dos horas que puede resultar un tanto tedioso pero cuyos puntos positivos trascienden más allá del susto simplón del cine de género comercial. 

Tráiler oficial

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Comunicólogo, cinéfilo, amante de la lectura.